Y, obediente, Dumbledore bebió, como si lo que Harry le estaba ofreciendo fuera un antídoto; pero, al acabar, cayó de rodillas, sacudido por fuertes temblores.
-Todo es culpa mía, todo es culpa mía-sollozó el anciano-. Haz que se detenga, por favor...Ya sé que me equivoque, pero, por favor, haz que se detenga y nunca más volveré a...
Esto es tuyo no?
ResponderEliminarmuuuuuuuuy bonito! ^^